Punto de partida
Spiromet, la biotecnología con sello chileno que deshace chatarra
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Rudanac Biotec es el nombre de la empresa creada por la biotecnóloga Nadac Reales del Canto, de 33 años. Una marca que contiene una historia familiar: Ru proviene de Ruby, nombre de su padre y hermano; Da, de Dalcy, apelativo de su madre y hermana; y Nac, que representa su propia identidad, Nadac.
Su padre siempre trabajó en el área minera como contratista, y eso marcó la vida de su hija. Aunque es antofagastina, cuenta que nació en Calama. Su familia se había trasladado a vivir a esa ciudad, pero luego de que intentaran asaltar, a su padre, decidieron volver a Antofagasta.
Comenta que creció escuchando de faenas mineras y fue una niña siempre curiosa y llena de interrogantes. “Quería entender el proceso minero. La típica etapa de los niños que lo preguntan todo, me duró harto”, dice riendo.
Es la menor de tres hermanos y de alguna manera la marcó que sus progenitores fueran mayores. Nadac recuerda que cuando tenía 10 años, su padre ya había alcanzado los 60 y su salud comenzó a deteriorarse, de manera que tuvo que entrar a trabajar en un supermercado mientras continuaba con sus estudios. Fue alumna de distintos colegios de Antofagasta y desde chica su vocación se inclinó hacia la ciencia.
Al egresar de educación media rindió la PSU y le fue mal. “Fue mi primer fracaso”, señala. Consciente de que necesitaba recursos para poder estudiar, se acercó a un preuniversitario y mostrando su profundo interés por transformarse en una profesional consiguió que la becaran.
Durante ese año de preparación para volver a rendir la PSU un profesor le habló de la carrera de biotecnología y decidió que eso iba a estudiar. En 2007 entró a la Universidad de Antofagasta y gracias a sus buenas calificaciones consiguió una beca para los cinco años de la carrera.
Experimentando en terreno
En 2011 realizó la práctica profesional en una compañía minera de la zona. Y al año siguiente permaneció ahí realizando la investigación que sería su memoria de título. Su materia de estudio fue la biolixiviación, técnica que disuelve metales en un medio acuoso, a través de bacterias que se alimentan de las impurezas del mineral permitiendo extraer cobre.
Cuando llegó a la empresa se imaginó que trabajaría en un laboratorio como el de la universidad, pero se encontró con un espacio que funcionaba más como taller mecánico. Se dio cuenta que pretender trabajar con material esterilizado era impracticable, y se tuvo que adaptar. Esa capacidad es la que le ha ayudado a avanzar y lo que la distingue de otros estudiosos que permanecen rígidos en sus marcos de investigación, apunta.
“Además a mí me gustaba mucho estar en terreno, recorrer las distintas áreas de la mina y ensuciarme las manos”, cuenta Nadac. Aunque en 2012 había muy pocas mujeres en la empresa y ella era una joven estudiante de 23 años, nunca tuvo problemas para relacionarse con los otros trabajadores.
Aunque la minería representa casi el 15% del PIB de Chile, también se trata de una industria altamente contaminante, por lo que Spiromet representa una interesante oportunidad.
Fue en una de sus incursiones en terreno que reparó en un montón de estructuras metálicas que habían sido utilizadas en la faena y que estaban contaminadas por el proceso, de manera que se transformaban en desechos mineros que muchas veces permanecen almacenados en galpones o abandonados en el desierto.
Nadac trabajó cuatro años en la compañía minera y en paralelo entró a estudiar ingeniería civil industrial. En un momento se dio cuenta que una de las personas con las que trabajaba buscaba apropiarse del fruto de la investigación que estaba desarrollando, y aunque aclara que la empresa reaccionó de manera correcta y ética, decidió renunciar.
Entonces ingresó a trabajar en la Universidad de Antofagasta en el área de propiedad intelectual, marcada por su propia experiencia y esperando ayudar a proteger las creaciones de otros. Pero anhelaba volver a la investigación y esos metales contaminados volvían a su cabeza como un problema medioambiental para el cual quería encontrar una solución.
Nace una empresaria biotec
En 2017 retomó el trabajo de laboratorio, adquirió equipamiento y se puso a desarrollar una solución de bacterias Leptoespirillum -organismos que viven en condiciones extremas- y que obtienen su energía de la oxidación de elementos inorgánicos insolubles o del fierro ferroso.
Estos microorganismos los obtuvo en los alrededores de los Géiseres del Tatio, a 350 km de Antofagasta y 4.200 metros de altura. Primero comenzó experimentando con pequeños metales y descubrió que si privaba a las bacterias de alimentos, éstas aceleraban su consumo. Luego de varias pruebas, consiguió que un clavo se desintegrara completamente en tres días.
Para mostrar que esta prueba se podía llevar a una escala piloto postuló en junio de 2019 a un Capital Semilla de Corfo regional por 20 millones de pesos. Y así, aunque no se había propuesto ser empresaria, se convirtió en la CEO de Rudanac Biotec.
A su solución bacteriológica la bautizó Spiromet, tecnología que tiene una solicitud de patente nacional ingresada en el Inapi y al Tratado de Cooperación en Temas de Patente en la OMPI (Organización Mundial de la Propiedad Intelectual). También quiso participar de la COP25 y mostrar los efectos positivos de su invento al hacerse cargo de la chatarra minera de manera más sustentable.
Finalmente, el evento no se realizó en Chile producto de la crisis social, pero gracias al Capital Semilla, Nadac continuó generando más pruebas y validando esta tecnología.
Actualmente Rudanac Biotec está preparando una prueba a gran escala: se proponen biodesintegrar la enorme tolva de un camión minero que les facilitó la maestranza Timamg, ubicada en la zona industrial La Negra de Antofagasta.
La noticia apareció hace un par de meses en medios regionales y al poco tiempo la prensa internacional puso el foco en la investigación que lidera esta joven chilena.
“Este tipo de biodesintegración no existe en ninguna parte del mundo”, asegura Nadac y se refiere a procesos que tratan los desechos metálicos contaminados, pero generan liberación de dioxido de carbono y otros gases de efecto invernadero similares.
Cuenta que actualmente está en conversaciones con tres empresas mineras interesadas en adquirir su proceso biotecnológico. En Chile, la Responsabilidad Extendida del Productor (Ley REP) establece metas asociadas a la gestión de residuos.
Y aunque la minería representa casi el 15% del PIB del país, también se trata de una industria altamente contaminante, por lo que Spiromet representa una interesante oportunidad. Además su solución bacteriológica puede ser reutilizada en la recuperación del cobre, lo cual en la minería de mayor profundidad es algo cada vez más urgente.
Hoy, seis personas trabajan en las oficinas/laboratorio de Rudanac Biotec, ubicada en La Negra, entre ellas el CIO Oscar Mora, y su hermano Ruby Reales como COO. Mientras cierran contrato con alguna empresa chilena o extranjera, están operando gracias a las instalaciones proporcionadas por Timamg y a sus propios recursos.
Nadac cuenta que hace poco su hermano le mostró un timbre que perteneció a una antigua empresa de su padre, ya fallecido, y donde se lee la marca Rudanac, que ahora cobra una nueva vida biotec en manos de sus hijos.